Este corto ensayo lo escribí luego de leer el artículo de El Nuevo Día titulado, El Partido Independentista defiende su vigencia, del 12 de septiembre de 2018.
Aun si en una minoría del electorado (de la cual soy parte), la ideología independista continúa vigente en Puerto Rico. Mientras seamos una colonia la independencia será una opción. Lo lamentable es que el ecosistema político en el que subsiste el PIP hace que éste sea más parte del problema que la solución. Hablo aquí del PIP como institución política de PR. La paradoja del PIP es que aboga por la solución correcta en circunstancias totalmente adversas, psicológicamente hablando, a la situación colonial de Puerto Rico. Parte del problema es la potente combinación de ignorancia y miedo que nos consume como puertorriqueños ante la independencia. Otra parte del problema es que resulta mucho más fácil mantener el status quo o someternos a una absorción artificial, porque no sería otra cosa, por parte de los Estados Unidos que considerar el costo y sacrificio que conlleva tomar las riendas de nuestro propio destino y formar parte de la comunidad internacional. Esto no es fácil decirlo, mucho menos con nuestra realidad fiscal de por medio.
El PIP será más de lo mismo en la realidad política puertorriqueña mientras continúe jugando dentro del tóxico juego político que nos consume no cada cuatro años sino todos los días. El Partido Independentista Puertorriqueño debe urgentemente buscar formas alternativas de presentar su plataforma independentista para PR si ha de salir de su aislamiento electoral.
Puerto Rico tiene un legado histórico independentista que trasciende por mucho las fronteras del PIP. Enseñar ese legado de manera objetiva, transparente y consistente en nuestras escuelas públicas con todas sus glorias y vergüenzas, con todas sus figuras ilustres y no tan ilustres sería una manera muy efectiva de descrubir porqué la lucha independista en PR ha tomado los rumbos que ha tomado hasta nuestros días, y nuevamente más allá del PIP.
Un gran sector de la diáspora puertorriqueña (de la cual también soy parte) aboga por la indepencia de nuestro país. No me queda claro como el PIP ha procurado buscar y organizar los recursos de la diáspora para abogar por la causa de nuestra independencia. Por eso pienso que el problema del PIP, problema que ha tenido por mucho de su exitencia, no es uno de plataforma sino de miopía política.
En menos de dos semanas, el 23 de septiembre, los puertorriqueños celebramos en #PuertoRico el Grito de Lares. El contexto se dio en el siglo XIX y lamentablemente, un evento que muy bien pudiéramos estar celebrando hoy día como estado independiente y de manera colectiva en vez de fragmentada, fracasó. No olvidemos que ese no fue el caso del resto de nuestros países hermanos latinoamericanos. La gran mayoría de esos gritos por la independencia en la América colonizada tuvo éxito. Incluyendo el grito independentista del país del cual otra gran parte de los puertorriqueños quiere ser parte. Necesitamos un nuevo grito independentista en Puerto Rico. Definitivamente, tiene que ser muy distinto a ese primer Grito de de Lares, pero a nadie dentro y fuera de Puerto Rico le cabe la menor duda de que lo necesitamos.
#PuertoRicoLibre
#MuertealaColonia
#GritodeLares