Terminé de ver Fiasco Total: Woodstock 99 en @netflix anoche. Me dije a mí mismo que vería solo un episodio y luego otro hoy y el último mañana. ¡Menos mal que solo fueron tres episodios porque transcurrieron como un solo episodio sin darme cuenta!
A mi parecer, uno de los mayores problemas de W99 fue que los productores ignoraron el cambio generacional y cultural de los últimos 30 años a partir del W69. El clima político también era muy diferente. Los que presenciaron W99, en su mayoría GenX, no tenían una conciencia políticamente contracultural como la tenían sus padres en los 60. De pancartas como "Make love not war" a "Show me your tits" hay un largo trecho.
Y la evolución musical del rock en ese mismo tiempo nos dio a presenciar (a través de netflix en mi caso) a un animal completamente distinto de lo que vieron y escucharon nuestros padres en W69.
Nada eleva los sentidos tan rápido como la música y nada los dispara al suelo tan igualmente.
Para mí, fue muy impresionante ver cómo se movían las masas con el impulso de la música cuando bandas como Korn o Limp Bizkit comenzaron su set en la tarima. Ciertamente, los que estuvieron ahí en medio de ese vaivén de metal desenfrenado tienen una experiencia única que contar. Era una marea humana, ¡no!, era más bien un tsunami humano activado por la música.
Si a mí, que lo miraba desde la comodidad de mi sofá, me parecía increíble, no puedo imaginarme cómo lo procesaron los que estuvieron allí viéndolo en tiempo real. En realidad, el documental hace un buen trabajo testimonial para que tengamos una idea desde adentro. Esos testimonios son sorprendentes.
Y esa reacción de la audiencia a la música de algunas de las bandas es un fenómeno muy particular. A fin de cuentas, no creo que la música sea la culpable. Hubo demasiados factores que llevaron a W99 a ser, como señala el título, el fiasco que fue.
Para mí, fue muy impresionante ver cómo se movían las masas con el impulso de la música cuando bandas como Korn o Limp Bizkit comenzaron su set en la tarima. Ciertamente, los que estuvieron ahí en medio de ese vaivén de metal desenfrenado tienen una experiencia única que contar. Era una marea humana, ¡no!, era más bien un tsunami humano activado por la música.
Si a mí, que lo miraba desde la comodidad de mi sofá, me parecía increíble, no puedo imaginarme cómo lo procesaron los que estuvieron allí viéndolo en tiempo real. En realidad, el documental hace un buen trabajo testimonial para que tengamos una idea desde adentro. Esos testimonios son sorprendentes.
Y esa reacción de la audiencia a la música de algunas de las bandas es un fenómeno muy particular. A fin de cuentas, no creo que la música sea la culpable. Hubo demasiados factores que llevaron a W99 a ser, como señala el título, el fiasco que fue.