Escucho tu voz en el
viento, brisa fuerte.
Tu presencia, innegable
trascendencia inmanente
con la que me hablas.
Ahora voz recia que me
hiela las entrañas.
Luego suave caricia
sonriente.
Inesperada brisa fuerte
a la que has acostumbrado
a los árboles cuyo diálogo
contigo escucho e imagino
entender.
Un aplauso a tu voz
a veces. Un rugir
también.
Pero no siempre eres
brisa fuerte. También
te escuché susurrar.
cspellot
28 octubre 2010
6:04 pm
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