En realidad, noté únicamente a la mujer ya que era inevitable ignorarla por la gran canasta de vegetales sobre su cabeza. Inmediatamente le dije al grupo, "¡Tomémonos una foto con esta mujer!" La mujer iba caminando en dirección contraria a nosotros, cuesta arriba. Al parecer iba haciendo lo que siempre hace, trabajar. Sin embargo, su simple presencia representó para mí mucho más que una "mujer haitiana con una canasta de vegetales sobre su cabeza". Por alguna razón, pensé que la canasta reprensataba su lucha individual por sobrevir en un ambiente hostil en donde la precariedad y la necesidad te obligan a hacer lo mejor de cada dia, una lucha continua para buscar el sustento propio y tal vez el de los hijos. No supimos si ese era el caso de esta mujer haitiana con la canasta de vegetales sobre su cabeza, pero no sería sorprendente si lo fuese.
Al ver a esta mujer, pensé también en la lucha colectiva del pueblo haitiano por sobrevivir cada día. "Si hay que subir la cuesta con la canasta de vegetales sobre la cabeza todos los días, lo hacemos sin protestar. Si hay que bajar la cuesta con la bolsa al hombro todos los días, pues lo hacemos sin protestar." Así que para mí esta mujer (y el hombre a su lado) refleja mucho más que su existencia individual. Ella, en su hermosa y brillante negrura, representa también el espíritu de un pueblo que conociendo en carne propia el sufrimiento extremo no se doblega ante el mismo derrotado sino que lo encara con aplomo y serenidad.
Cuando veo el rostro de esta mujer haitiana con la canasta de vegetales sobre su cabeza pienso que debe ser una mujer fuerte. El sufrimiento tiene esa paradójica peculiariedad que si no te doblega te hace fuerte. Es difícil pensar de esta mujer haitiana con la canasta de vegetales sobre su cabeza como alguien débil. Una simple mirada a la foto nos haría concluir lo contrario. Así me parece también que es el pueblo haitiano del cual esta mujer es reflejo. Haití esta inscrito en su rostro, en su piel, en su alma, en todo su ser.
La mujer con la canasta de vegetales sobre su cabeza era joven. No me pareció que tuviese más de 25 ó 30 años. Es posible que menos. Su tez de piel era de las más negras y hermosas que jamás haya visto. Una piel sumamente lúcida. La foto no nos deja apreciarlos, pero sus dientes eran muy blancos y su sonrisa nos dió a entender una mezcla de sencillez y vergüenza debido a la atención que le brindamos con el objetivo de tomarnos una foto con ella. Nuestros hermanos francófonos, miembros del equipo, nos ayudaron a hablarle a la mujer para que accediera a dejarnos tomarnos una foto con ella. No quiso inicialmente, pero luego de muchos "Si'l vous plait!" y un regalo nos permitió tomarnos una foto junto a ella. El hombre pasaba por allí y decidió unirse al grupo cuando notó que tratabamos de negociar algo con ella. Obviamente, el hombre vio una oportunidad de la que podía sacar provecho, la mujer no tenía interés alguno ni en la foto ni en la atención, pero nos concedió lo que le pedimos, una foto con ella.
Así que aquí tienen a la "Mujer haitiana con la canasta de vegetales sobre su cabeza". Para mí representa un retrato cotidiano de Haití del cual tuvimos el privilegio de ser parte. Muy bien el momento pudo habernos pasado por desapercibido si no hubiésemos tenido los ojos abiertos. Haití es un país sufrido pero hermoso, de gente joven y alegre, gente sencilla y esperanzada en un futuro mejor. "La mujer haitiana con la canasta de vegetales sobre su cabeza" dice eso y mucho más.