(Soneto/sonnet)
Ya sólo duermo, Dios, y hace tiempo que no hablamos.
Camino en mi sueño contigo a mis espaldas.
Llevo el pecho abierto y bien no sé cuán cerca estamos
De un corazón también abierto y seco, sin faldas.
Mis ojos abiertos y mis pasos inciertos
Te buscan a tientas bajo las nubes negras.
¡Cuán cerca estamos, Dios, en este mundo de desiertos!
Nosotros los desiertos que Tú, oasis, siempre alegras.
No te importa ir en pos de una veleta, viento eres.
Yo sigo fiel a mi sendero sin horizonte,
Mi paso le dice al otro al pasar, “Lento mueres.”
Y Tú, aún en mi sueño, sigues fiel a tu sendero,
Que ondulando se pierde entre espinos y las rocas…
Hallas lo perdido y dices, “Darte vida quiero.”
cspellot2004
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